El kagú (Rhynochaetos jubatus) es la única especie de la familia de los Rinoquétidos, exclusiva de Nueva Caledonia. Es apenas más grande que un pollo, tiene las patas bastante largas, el plumaje gris pizarra con franjas más oscuras y una visible raya blanca en las alas, con manchas rojizas y negras.
Luce sobre su cabeza una cresta despeinada, generalmente colgante, pero que en determinadas ocasiones y durante el cortejo se mantiene completamente erguida. Su pico es bastante robusto, ligeramente curvado y de color rojo brillante como las patas, y de longitud moderada. Lleva una vida nocturna, en el suelo de los bosques tupidos, sin volar nunca o casi nunca, siempre a la búsqueda de gusanos e insectos.
Las costumbres del Kagú
Una de sus costumbres más características consiste en correr rápidamente para quedarse después un cierto tiempo inmóvil. También se le ha visto efectuando extrañas evoluciones, manteniendo agarrada con el pico la punta de la cola o un ala, que despliega durante la parada. Los sexos son parecidos y ambos progenitores toman parte en la incubación y en la construcción del nido.
Éste consiste en un conjunto de ramas y hojas dentro del cual depositan el único huevo color herrumbre y del cual, al cabo de treinta días, nacerá un polluelo de color oscuro. A pesar de la relativa facilidad con que se cría el kagú en cautividad, todavía se desconoce su comportamiento en estado salvaje.
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