jueves, 10 de enero de 2008

Captura de los delfines

El Calypso navega detrás de un grupo de delfines en las aguas del estrecho de Gibraltar; ya hemos conseguido filmar a estos animales haciendo surf sobre la ola de proa del buque en marcha. Intentamos ahora aislar a un individuo del grupo que nos precede. Falco es el responsable de esta delicada operación. Se coloca en nuestra chalana y avanza hacia el rebaño de cetáceos que cabalga sobre la ola de babor de la proa del Calypso. La maniobra consiste en ganar en velocidad a un delfín y capturarlo con una red.


En el momento en el que el animal toque la rejilla, la trampa se cerrará suavemente sobre él. Un cabo seguido por una boya se fijará a la red, de manera que los hombres que ayudan a Falco podrán izar al delfín sobre la chalana evitando las hélices del Calypso.


Como es la captura de los delfines


El mar empeora, y la chalana tiene dificultades para mantenerse a la misma velocidad que el Calypso. Los delfines son aún mucho más rápidos; su velocidad de crucero varía de 8 a 10 nudos, pero pueden esprintar a 35 nudos, es decir, a unos 60 kilómetros por hora. Cambian también muy rápidamente de dirección.

El trabajo de Bebert no es fácil. Después de recoger al animal al que quiere capturar, debe lanzar la red exactamente delante del hocico del animal para no exponerse a golpearle con el sistema de cierre metálico, que podría herirle. La primera tentativa falla. Falco debe volver a intentarlo rápidamente antes de que el rebaño de cetáceos se disperse.


La segunda tentativa tiene felizmente éxito. Paramos los motores del Calypso para no arriesgarnos a golpear al delfín prisionero en la red. Los hombres de la chalana lo atraen suavemente hacia ellos y se esfuerzan por calmarlo y tranquilizarlo. Los delfines son animales extremadamente delicados física y psíquicamente.

En ausencia de traumatismos corporales y de heridas, el paso brusco de la libertad a la cautividad y el choque psíquico son suficientes a veces para matarlos. Nuestro prisionero parece, sin embargo, estar tranquilo, resignado y confiado. No tenemos derecho a traicionar la confianza que deposita en nosotros de momento. Si transportáramos ahora mismo nuestro delfín a un estanque experimental en cemento, las observaciones que lograríamos serían idénticas a las realizadas por decenas de investigadores en los delfinarios: queremos estudiar y filmar su comportamiento en condiciones lo más cercanas posible a las naturales.