martes, 18 de marzo de 2008

Las morsas en la historia

Los esquimales de Gambell nos habían asegurado que desde hacía años no se producían accidentes en la caza de la morsa.




Por suerte o por desgracia —todo depende del punto de vista con que se vea—, nuestro umiak, conducido por nuestro amigo Vernon, estuvo muy cerca de zozobrar en el curso de un encuentro con estos animales.



Por norma general, las morsas son pacíficas y sus combates en la época de celo están muy ritualizados. Basta con que un viejo macho adulto adopte una posición llamada de intimidación (cabeza levantada, colmillos amenazantes), para que el más débil, atacante o atacado, comprenda el mensaje y ponga pies en polvorosa. Son asimismo muy raros los enfrentamientos mortales con individuos de otras especies. Contrariamente a una creencia muy difundida, son los osos los que temen a las morsas y sólo atacan a las crías particularmente débiles o desprotegidas; en cuanto a las focas, prefieren mantenerse a distancia. Pero una morsa herida representa un peligro real para cualquier criatura viviente: la rabia y el dolor, combinados con su enorme masa, hacen de ella un instrumento de muerte terriblemente poderoso.



Importancia de las morsas en la historia




Cuando sólo cazaban con arpón, los esquimales tenían que acercarse mucho a sus presas. Todavía hoy han de hacerlo, aunque utilicen el fusil. A menos que sorprendan a un rebaño en una placa de hielo, y que, habiendo alcanzado a un individuo, no vean a los demás deslizarse precipitadamente al agua y alejarse, tienen siempre que aproximarse lo bastante cerca para arponear al animal en el agua.




En efecto, si la morsa está mortalmente herida, se hunde y se pierde; si sólo está tocada, se esconde bajo un banco de hielo y es muy difícil encontrarla. Se requiere, pues, de una u otra forma, acabar con ella lo más rápidamente posible, y apresurarse a recuperar su cuerpo. Si no se la mata al primer disparo, la morsa se vuelve peligrosa. No hay que olvidar que, torpe y desmañada fuera del agua, en su elemento natural tiene una agilidad, una flexibilidad y una ligereza increíbles.

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