domingo, 15 de junio de 2008

El delfín y el instructor

Las relaciones entre el delfín y su instructor constituyen un tema controvertido. Algunos científicos, como el profesor René-Guy Busnel, aseguran que los delfines no se vinculan afectivamente a su instructor como los perros con sus amos. El delfín obedecería las señales que se le han enseñado a reconocer, cualquiera que fuera la persona que se las dirige.



Según otros estudiosos, en cambio, el delfín tendería a reconocer y a preferir a su domador, particularmente si éste le alimenta, si le cuida, le prodiga caricias y le alienta. Yo me clasifico en esta categoría por varias razones: ante todo, mi propia experiencia; el hecho de haber asistido al nacimiento de intercambios afectuosos entre Albert Falco y todos los delfines capturados por él; quizá también en virtud de un cierto romanticismo que me lleva a creer en la posibilidad de instaurar la mayoría de las veces relaciones amistosas con los animales.



Como es la relación entre el delfín y el instructor



A mi parecer, sólo el vínculo estrecho que se establece durante un tiempo entre el hombre y el mamífero marino permite a este último efectuar ejercicios complejos y misiones de utilidad práctica para «agradar» a su amigo. Entre estas misiones, una de las más interesantes es la que se refiere al rescate de hombres caídos al mar.

En el centro de la marina militar americana de Point Magu, en California, Tuffy, un delfín Tursiops, fue amaestrado para ayudar a los oceanautas de los experimentos de inmersión en saturación Sealab II y 'Sealab III. Tuffy «funcionaba» como un factor de comunicación y transportaba material desde la superficie hasta las casas-bajo-el-mar, sumergidas a 100 metros de profundidad.



Transmitía mensajes y guiaba a veces a su morada a los bucea-dores que se habían extraviado en la oscuridad de las profundidades. Estos buceadores estaban equipados con un timbre eléctrico que Tuffy podía oír a más de 500 metros de distancia.

El buceador perdido llamaba al delfín, que se apresuraba a llegar al laboratorio submarino, aferraba un cable de nailon atado a un cilindro situado a la entrada de la casa, y llevaba la extremidad de este cable al buceador. Guiado por este «hilo de Ariadna», el hombre encontraba el camino que había perdido.



En otros centros de investigación, los delfines son enseñados a proteger a los bañistas contra los ataques de los tiburones. Para esta misión particular se explota el odio atávico de los odontocetos hacia los tiburones y su aptitud para matarlos a cabezazos.



El estado mayor de la fuerza aeronaval militar de Estados Unidos estudia la posibilidad de equipar a los aviadores con un emisor que reproduce las señales de peligro que los delfines emiten en caso de necesidad.

Se espera que los delfines acudan en auxilio de los náufragos como lo hacen con sus congéneres. La dificultad de este proyecto estriba en el hecho de que los delfines emiten un gran número de sonidos, diferentes según las especies e incluso según los grupos.

Si se resuelve el problema de la identificación de los sonidos correctos, estará asegurada la salvación de los náufragos. Durante la última guerra mundial, un delfín empujó durante millas y millas por el Pacífico un bote neumático a la deriva que llevaba a seis pilotos americanos derribados por los japoneses; el cetáceo los llevó hasta una isla donde fueron rescatados... Se conocen otros ejemplos de acciones similares. Esto hace esperar que este simpático mamífero se revelara un día como compañero indispensable para el hombre en el mar.

Descubrimiento de nuevas especies de monos

El especialista en primates Marc van Roosmalen ha localizado dos nuevas especies de monos en la selva amazónica, que se suman a las ocho descubiertas en la zona desde 1990.


En una entrevista para National Geographic Today, Van Roosmalen admitió: "No tenia ni idea de lo mal que conocemos la Amazona hasta que empecé a encontrar estas nuevas especies".


La búsqueda de animales sin catalogar "tiene poco que ver con la experiencia", admite este especialista, quien cuenta en su haber con el descubrimiento de cinco nuevos primates desde 1996.